


En pleno invierno con un frío bajo cero, la capital rusa se prepara para celebrar el carnaval bajo la filosofía de "todo vale". Increíblemente, los días previos al recogimiento espiritual de la Pascua, ellos se liberan de todo tipo de tabúes, dando rienda suelta a las emociones y la alegría, con bailes, fiestas de disfraces, compasas y corsos ambulantes, banquetes, espectáculos y juegos, además de bebidas alcohólicas y la ya tradicional guerra de nieve.
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